ANÉCDOTAS DE SANTOS
Anécdota n°103
San Felipe Neri - Plumas dispersasUna mujer fue a confesarse con San Felipe Neri acusándose de haber hablado mal de algunas personas. El santo la absolvió, y le puso como penitencia que tomara una gallina y volviera donde estaba él desplumándola poco a poco a lo largo del camino. Cuando estuvo de nuevo ante él, le dijo: - Ahora vuelve a casa y recoge una por una las plumas que has dejado caer cuando venías hacia aquí. La mujer le mostró la imposibilidad: el viento las había dispersado. Ahí es donde quería llegar San Felipe: - Ya ves -le dijo- que es imposible recoger las plumas una vez que se las ha llevado el viento, igual que es imposible retirar murmuraciones y calumnias una vez que han salido de la boca. |
“La lengua es un órgano pequeño, pero hace cosas grandes... Para poder oír la voz de Dios, hay que tener la serenidad en el alma y observar el silencio, no un silencio triste, sino un silencio en el alma, es decir, el recogimiento en Dios.”
(Santa Faustina)