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ANÉCDOTAS DE SANTOS


San Luis Orione

Don Orione

(Ver frases de Don Orione)

 

 

Sean como trapos

En cierta ocasión, Don Orione visitó a una monja, sor María Benedetta, quien estaba postrada en su lecho hace casi 30 años... cuando se estaba yendo, esta le dijo:

    -    Cuando funde un instituto de religiosas, dígales que sean como trapos, es decir, que se dejen manejar como trapos.

En esa época Don Orione no había proyectado fundar ningún instituto femenino, pero años más tarde lo hizo. Fundó la Congregación de las Pequeñas Misioneras de la Caridad. Las religiosas se ocuparían de la educación de los huérfanos y niños pobres y de la asistencia a enfermos crónicos y ancianos desvalidos de los asilos y de los Pequeños Cottolengos.
Después de relatar su diálogo con sor María Benedetta, Don Orione explicó a las Pequeñas Misioneras:

    -    Es por eso que las llamo ‘harapientas’. Fíjense cómo se usan los trapos: a veces se emplean para limpiar muebles, a veces para limpiar pisos; se los pisotea, se los arroja a un rincón apartado. Así se tratan los trapos. Aquella religiosa me dijo: ‘Dígales que traten de ser verdaderamente como trapos, y la bendición de Dios estará sobre ellas’.

Burrito de Dios

Hubo un terremoto en Avezzano donde hubieron varias víctimas. Entre ellos se hallaba un muchacho de 13 años, quien halló asilo en un colegio. Pero al año se fugó por tres días hasta ser encontrado por la policía. Fue enviado a lo de su abuela, pero ésta, al no poder mantenerlo, le rogó a Don Orione que lo recibiera en alguno de sus institutos. Él accedió al pedido de la abuela y le dijo que lo iría a recoger a la estación de tren.
En la estación, el muchacho vio a un sacerdote de aspecto sencillo, y, creyendo que era un enviado de Don Orione, lo recibió de malhumor y aún le dejó que llevara su equipaje al tren. Don Orione le dijo que tendrían que viajar toda la noche y parte del día siguiente... Con el propósito de ganarse la voluntad de aquel muchacho displicente, le preguntó:

    -    ¿Tienes algo que leer para entretenerte durante el viaje?
    -    No –
respondió el muchacho.
    -    ¿Quieres que te traiga algún diario?
    -    Bueno.
    -    ¿Cuál prefieres?
    -    El Avanti.

A pesar del tono provocativo, y sabiendo que El Avanti era un periódico anticlerical, Don Orione descendió, sin decir palabra, y compró un ejemplar de esta entidad socialista. El joven, al ver que en verdad le estaba trayendo un ejemplar, un tanto desconcertado, preguntó:

    -    ¿Por qué no vino el P.Orione?
    -    Yo soy el P.Orione. Perdóname que no me haya presentado antes –le respondió amablemente.

Todo confundido, el joven ocultó el periódico y tartamudeó una excusa por haberle pedido Avanti y permitido que le cargara las valijas.

    -    Es para mí una felicidad llevar las valijas de los niños impertinentes –dijo Don Oriione, sonriendo con rostro amable.

Al ver el impacto provocado en el rostro de aquel muchacho, añadió significativamente:

    -    Es para mí un gusto llevar valijas como un burrito. Mi verdadera vocación –es un secreto que quiero confiarte- sería poder vivir como un verdadero burrito de Dios, como un auténtico burrito de la Divina Providencia.

 

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